
En silencio…
El anaranjado destello de la luz artificial, reflejada sobre el acuoso pavimento de la Ronda San Francisco, fue detonante evocador de la zigzagueante carrera que Driss y Philippe, en su vehículo de alta gama, entonaron como una dulce melodía a piano de Ludovico Einaudi.
Caminaba hacia casa abstraído aún por la belleza de un mensaje cuya esencia no podía diferenciar si como tergiversadora o reconciliadora de un drama cuyo bombardeo mediático siempre ha sido aterrador.
¿Cómo es posible armonizar el azul con el verde y no terminar mordido por el desconcierto de ambas tonalidades?
Una humanización de la fría e intangible aristocracia. Una elevación de la condición humana, la cual se materializa con más realidad en las clases sociales marginales y desestructuradas.
“Intocable”, antagónica a su credencial, es el asomo a un mundo palpable y emocional. Es el grito a la no resignación, tanto del resultado de los accidentes que transforman la vida personal, como del desprecio por causa de la escala social que nos vio nacer.
Una línea donde dos mundos se tocan, o más bien donde muestran, al margen de las apariencias, que la condición humana es la misma, sea cual fuere el origen o procedencia.
Una escenificación donde la tragedia pasa a un segundo plano, camuflada por el buen sentido del humor y la ingeniosa capacidad de improvisación.
Doblemente dirigida, conducen la soberbia interpretación del negro sobre blanco y del blanco sobre negro en una cinta que, sin lugar a dudas, se ha convertido en la nueva toma de Bastilla, devolviendo a la sociedad aquellos perdidos valores de la libertad, igualdad y fraternidad.
En silencio, bajo el copioso aguacero, recordé la profunda sonrisa de Driss que, dejando a su mejor amigo en brazos del amor, continuó su camino con la placentera sensación de una misión cumplida.

Intocable es lo mejor que se ha hecho en décadas respecto a cine social. Además la historia está basada en una historia social. En esta historia no hay castas, ni escalas, ni jerarquías. Prima lo humano frente a lo superfluo.Toda una lección que ridiculiza a los que se creen que están en otra esfera social.
ResponderEliminarmas trabajar y menos dilemas filosoficos
ResponderEliminarEso digo yo. Con tantas fietas, tanto traje, tanto langostino, tanta borrachera y tanto cohete.
EliminarA trabajar yaaaaa
Una película GENIAL
ResponderEliminarHe visto la película. Está basada en hechos reales. Es muy buena, os la recomiendo a todos/as. Nos hace reflexionar.
ResponderEliminarYo desde que he visto la película me he echao al tabaco otra vez
ResponderEliminar¿Pa una vez que vivimos, nos vamos a privar de lo que nos gusta?